Domaine Trapet

Un viñedo con inclinación filosófica

"Estoy al servicio de la naturaleza, soy su brazo derecho", así se puede citar al joven y apasionado viticultor Jean-Louis Trapet, que cultiva sus 14 hectáreas de vides, la mayoría de las cuales crecen en la comuna de Gevrey-Chambertin. La familia Trapet ha vivido aquí durante seis generaciones. La pasión de Jean-Louis es claramente el vino; en primer lugar, por supuesto, los Borgoñas blancos y tintos que elabora en la finca que heredó de sus padres. Pero luego viene Alsacia, porque allí están las raíces de su esposa Andrée, que le apoya activamente en el viñedo. 

En 1997, pasó a seguir estrictas directrices biodinámicas, que se han seguido desde entonces. Los rendimientos también se han reducido a más de la mitad para dar un impulso a la calidad de los vinos. Además, Domaine Trapet no utiliza ningún tipo de clarificación o filtración.

La vid en equilibrio

La familia Trapet no piensa mucho en intentar extraer algo de las vides. "Sigo deliberadamente el camino de la delicadeza y el respeto para obtener la mayor expresión posible de mis terruños", dice Jean-Louis Trapet. También quiere apoyar a las vides en su búsqueda del equilibrio natural con el suelo, el agua, el aire y el sol. Porque está convencido de que el hombre sólo está de paso, pero la tierra permanece. Con un enfoque tan filosófico y con una media de 30 años de antigüedad de los viñedos, no es de extrañar que Domaine Trapet produzca unos vinos de terruño excepcionales. Sus vinos son un modelo de pureza, equilibrio y delicadeza y, al igual que el Grand cru Latricières-Chambertin, se encuentran entre la élite de Borgoña. La alta calidad de los vinos también queda demostrada por el hecho de que la finca fue aceptada en la asociación "sauvegarde de la diversité des cépages de Bourgogne" hace unos años, lo que vale al menos tanto como un título de nobleza